Año 4. Número 6. Enero - Junio 2016

Ensayo

EL RECURSO DE LA CULTURA

UN ACERCAMIENTO AL TRABAJO DE GEORGE YÚDICE

 

Consuelo Llanas

En el 2002 sale a la luz la obra “El recurso de la cultura. Uso de la cultura en la era global”, su autor George Yúdice, es un destacado doctor en literatura, actualmente trabaja como director en el  ‘Proyecto de Privatización de la Cultura del Programa de Estudios Americanos de la Universidad de Nueva York’. El interés principal de las obras que ha escrito gira entorno al estudio de las dinámicas de las industrias culturales  (económicos y políticos) y el efecto de la globalización de los mercados. (Espinosa, 2013).

La obra es editada por Gedisa, una editorial dedicada a libros ‘de ensayo y pensamiento’ dirigidos al público universitario, académicos y estudiantes. (Gedisa, s.f.) Esta consta de nueve capítulos y una conclusión, a lo largo de 475 páginas se analiza: el recurso de la cultura, los imperativos sociales de la performatividad, la globalización de la cultura y la nueva sociedad civil, la funkización del río, la cultura al servicio de la justicia social, ¿consumo y ciudadanía?, la globalización de América Latina: Miami, libre comercio y cultura, producir la economía: el arte colaborativo del inSITE.

El trabajo de Yúdice es amplio pero la obra a la que hacemos referencia es una de las más conocidas y de mayor peso al menos entre los latinos. En palabras del autor: “El propósito del libro es esclarecer e ilustrar, mediante una serie de ejemplos, de qué manera la cultura como recurso cobro legitimidad y desplazó o absorbió a otras interpretaciones de la cultura”. (El recurso de la cultura. Uso de la cultura en la era global, 2008) Aquí nos remitiremos a realizar una breve mostración de los primeros tres capítulos.

 

El recurso de la cultura

“El papel de la cultura se ha expandido de una manera sin precedentes al ámbito político y económico, al tiempo que las nociones convencionales de la cultura han sido considerablemente vaciadas… La mayor distribución de bienes simbólicos en el comercio mundial (filmes, programas de televisión, música, turismo) han dado a la esfera cultural un protagonismo mayor que en cualquier momento de la historia de la modernidad” (2008, pág. 23)

Es así es como comienza el capítulo, la cultura deja de ser el lugar de la esfera pública, la amenaza hacia ella no sólo consiste en la crítica de Adorno a las masas, la cultura conforme al tiempo se ve vacíada de contenido, se disminuye la subvención del Estado por no considerarla ‘terapia’ de disfunción social, y la globalización facilita la diversidad de contactos, lo que viene a poner en crisis el uso de la cultura como ‘lo nacional’.(ib.25)

No es hasta los años 80’s y 90’s que la cultura se empieza a enmarcar dentro de un carácter interesado, ver la cultura como lucha política, lo que tiene gran repercusión en su gestión pues pasa a ser vista y promocionada como la esperanza, ‘lo que resolverá todos los problemas’ ya sean de delito, turismo, urbano y por supuesto económico. Entidades como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial (BM), caen en que el campo cultural puede ser un buen recurso para generar ganancía, desarrollo, inversión, la cultura es vista como valor.

“El recurso al capital cultural es parte de la historia del reconocimiento de los fallos en la inversión destinada al capital físico en la década de 1960, al capital humano en la década de 1980 y al capital social en la de 1990”. (ib.28) Está visión recursiva de la cultura es selectiva, pues sólo son apoyados los segmentos específicos que generan alguna ganancia, en palabras del autor “la cultura por la cultura misma, cualquiera que esta sea, nunca será financiada, a menos que proporcione una forma directa de ganancia” (29). Por tanto en primera instancia se reduce al ámbito de bien y servicio cultural, no sólo da una ganancia económica, sino que crea un tejido social con lo cual también se gana.

Esta posición de inversión cultural, lleva a que las instancias BID, BM, etc, busquen quien de cuenta de forma cuantificable cual es el estatus de la cultura, ¿qué mercado cultual es mejor para invertir? Es pregunta de la que se encargan los intelectuales de la cultura, tal vez ahí resida una posible explicación del boom de los gestores culturales.

“Se invoca la cultura cada vez más no sólo como un motor de desarrollo capitalista… hay quienes aducen incluso que la cultura se ha transformado en la lógica misma del capitalismo contemporáneo, una transformación que según Rifkin (2000) ‘ya está poniendo en tela de juicio nuestros presupuestos más básicos acerca de lo que constituye la sociedad humana’”  (ib. 31)

Al respecto, Thomas Streeter, sociólogo, nos dice que es la creación de propiedad, en especial la de autor e intelectual,  lo que lleva al hecho de tener beneficios sobre algo. La industria del entretenimiento y su desplazamiento sigue la mecánica posfordiana, una mecánica donde lo que se da es la exportación de la cultura, de nuestra cultura. Esta nueva división se le nombra culturalización, política y económica.

“Actividades más tradicionales como el turismo cultural y el desarrollo de las artes también contribuyen a la transformación de las ciudades posindustriales.” (ib.34) La cultura ayuda a revitalizar y mantener el sitema, a través de ella se personaliza la ciudad, se le da vida. Instituciones que mantienen el logo de ‘sin fines de lucro’ en gran medida –manejadas por empresarios, educadores- terminan por lucrar con la cultura.

Dentro de este proceso de culturalización, es donde se instala también la “gentrificación” fenómeno que en vistas de un ascenso social, de explorar otros mercados, termina por hacer un desplazamiento de los locales, un manejo de personas que en su mayoría son los más vulnerables. Esto lo retoma Yúdice de Castells, sociólogo que ha venido estudiando el tema hace ya algunos años.

Sin embargo, hablar de cultura también lleva hablar de ciudadanía, el ser educado en una cultura y actuar conforme a esto, lleva a adquirir derechos culturales. Estos últimos han venido a ser discutidos desde 1996, pero no han logrado imponerse de forma clara ni mucho menos de forma universal. Hablar de cultura según Renato Rosaldo, es hablar de tener derecho y acceso a la esfera pública, a pesar de ser un grupo marginal, la cultura se constituye como casa segura del grupo.

Según Flores y Benmayor(1997) “La cultura es, algo más que el anclaje proporcionado por un anclaje proporcionado por un acervo de ideas y valores, ésta se basa en la dierencia, que funciona como un recurso. El contenido de la cultura pierde importancia cuando la utilidad de la demanda de la diferencia como garantía cobra legitimidad”. (ib.38)

Por tanto, tenemos que hablar de cultura dentro de la esfera de lo politico-económico, de los derechos y la ciudadanía ayuda a dar voz a los grupos dentro de la esfera pública, pero esto trae consigo a que se tome la cultura como la forma de resolver asuntos que antes le competian a la políticay a la economía del estado. La cultura pierde contenido, especificidad, es vacíada, sin embargo su campo se expande.

Es aquí donde Yúdice hace un distanciamiento con esta forma de ver la cultura, la recursividad de la cultura,  para él es ditinta. La cultura como recurso se enmarca más dentro de la definición Foucaltiana de episteme, como conjunto de configuraciones que condiciona las formas de entender el mundo, crear una performatividad.

El sujeto no puede escapar de la formas y las tensiones a las que lo lleva el sistema en tanto parte de él. No puede sólo garantizar una apropiación del análisis social e histórico para crear una única ley que incluya muchas, donde se delimite el adentro y el afuera (p.47), el sujeto parte de la performatividad de una determinada sociedad y es la cultura tomada como recurso (pues según Yúdice no se puede escapar de esta recursividad),  es donde el sujeto debe realizar ejercicio de su libertad a través de los recursos que la misma cultura le da, un souci de soi que le lleve a forjar su constitución, misma que no se constituye totalmente como oposición o caos a la hegemonía establecida pero que lo lleva a poblar su voz. (Ib.55)

 

Los imperativos sociales de la performatividad

“La conveniencia es condicionada por el contexto; distintas recepciones del trabajo cultural están condicionadas por las expectativas, que a su vez responden a distintos entramados o campos de fuerza performativas” (ib.58) Explica Yúdice después de dar un ejemplo de como un público rie de forma complice ante la ridiculización de los ‘hombres blancos dominantes’, aquí encontramos la existencia de dos públicos, la de un público implícito y otro complice, uno que ríe y otro del que se rie, los cuales pueden intercambiar papeles según el contexto. Hay distintas fuerzas de performatividad en sociedades distintas, fuerzas que se experimentan algunas veces como contrarias.

“La diferencia performativa se relaciona con un campo de fuerza diferente generado por relaciones ordenadas diversamente entre las instituciones estatales y la sociedad civil, la magistratura, la policía, las escuelas y universidades, los medios masivos, los mercados de consumo, etc.”. (Ib. 60-61) Cada sociedad responde desde su marco a un mismo discurso, a la demanda de derechos culturales y al ejercicio de estos.

Yúdice empieza por analizar estás fuerzas performativas en E.U.A, delatando el mecanismo de las tal vez mal llamadas guerras culturales, donde pareciera que la nación se divide en dos posturas, repúblicano o demócrata. Fenómeno que se refuerza a través de los medios masivos experesando posiciones extremistas pero que al interior parecen ser menos delimitadas sus posturas.

Dentro de las fuerzas performativas se encuentra la gubernamentabilidad, como manejo de población que se ha identificado y puede negociar respeto y recursos. (ib.68) Se crea en el sujeto una imagen fantaseada socialmente de lo que es un blanco, un negro, una feminista, en otras palabras se definen los roles y las imágenes, aun nos da cuenta de como luce lo hegemónico.

La performatividad americana surge dentro de la lucha por los derechos civiles mediante un estado benefactor que gerenciaba a la población dándole forma desde el interior y el exterior. El conocimiento producido permitía gobernar como los individuos se comportaban en ciertos contextos de la vida interna del sujeto, no necesitando un controlador externo, pues el suejeto mismo interioriza la performatividad y la fuerza de esta reside en sí mismo.

Al respecto, Toby Miller y Yúdice dicen: “la política cultural se formuló en gran parte sobre la base de la incompletitud ética (retomando la teoría lacaniana), lo que quería era producir sujetos culturales manejables y tránquilos que pudieran ser formados y gobernados a través de instituciones y discursos, inscribiendo la incompletitud ética en cambios bidireccionales entre el sujeto en cuanto persona privada y singular y el sujeto en cuanto ciudadano colectivo, público, capaz de gobernarse a sí mismo en interés a la política.” (ib. 82)

Discursos de lo grupos llamados minorías emergen desde aquí, Yúdice menciona el lema de las feministas, ‘lo personal es político’ pero también la fragmentación de lo personal dentro de lo público en la sociedad brasileña, donde hay desconfianza de la autoridad y los conflictos se resuelven en lo personal. (p. 85).

Las distintas sociedades, como ya se dijo antes, responden de forma distinta a un discurso, sin embargo los fines del discurso se tienen muy en cuenta desde las esferas del estado, el cardenismo, peronismo, nacen de un populismo creado a través de discursos que decían permitir al suejeto participar en lo político pero bajo los mandatos regulados por el estado. Es también donde nace “la cultura del pueblo’, no fuera del mercado sino dentro de las industrias culturales controladas y a veces subsidiadas por el Estado, constituyendo a este como arbitro de gusto”. (ib. 93)

Sin embargo, la cultura popular se convirtio en una fuerza amenazadora del clientismo que se mantenía bajo el estado paternalista, sobre todo en la america latina, situación que se mitigó con la represión, la tortura, desaparición,  como resultado las dictaturas que buscaban mantener una normatividad. (ib. 96)

A pesar de esto, Paoli y Telles (1998 en Yúdice 2008) nos recuerdan que “los movimientos sociales son importantes pues constituyen, en el terreno problemático de la vida social, los ámbitos públicos donde los conflictos adquieren visibilidad y los actores colectivos se convierten en voceros válidos. En dichos ámbitos, los derechos estructuran un lenguaje público que delimita los criterios mediante los cuales se problematizan y evalúan las demandas colectivas en su exigencia de equidad y justicia.”

Dentro de esto hay un grave riesgo, y es como ya se ha dado (1980’s, 1990’s) muchos de los que empiezan siendo movientos sociales, se insitucionalizan y caen en la esfera burócratica y en el discurso internacional. Por tanto, tenemos que la cultura se halla en el centro de la política y la administración de las demandas, pero además se encuentra dentro de la esfera del mercado y los intereses del Estado y una hibridación, donde el sujeto se vuelve un algo que consume y además es administrable.

 

La globalización de la cultura y la nueva sociedad civil

“La sociedad civil es hoy un concepto dilecto de muchos movimientos reformistas e incluso revolucionarios para los cuales el socialismo ha perdido toda viabilidad como alternativa política, al menos para el futuro cercano”. (ib. 107)

La lucha de la sociedad civil hoy en día, no es directamente y únicamente contra el Estado, este se ha visto interrumpido por los organismos internacionales, el mercado supuestamente libre e incluso por los discursos de las ONG’s.

El sujeto vive dentro de una reestructuración del sector público, un crecimiento acelerado del sector privado que incluyen no sólo empresas sino servicios sociales (ejemplo claro de ella es la reesturación actual en México donde los servicios públicos van pasando a ser privados) que buscan mayor acumulación de capital. Todo esto da como resultado una desnacionalización, una industria, telecomunicaciones internacionalizadas, incluso los problemas, como lo es el narcotráfico (ib, 110) Aquí el sujeto deja de ser el que se identifica y encuentra una casa en su cultura, el sujeto que pertenece a determinada cultura es aquél que encuentra sentido particularde comunidad a través de valores y lenguaje específico.

La lucha de la sociedad civil, es una lucha que nace en la cuna de la globalización por tanto no puede dejar de asimiliar y ser formada en él, como tampoco puede dejar de lado las demandas de los otros que no están en sus froteras políticas, pero con los que ha creado una comunidad cultural por lo dicho anteriormente.

No obstante, Yúdice, (114) nos menciona que hay algunos movimientos sociales que intentan negar es interconectividad y defienden una pureza, la teoría de dependencia y el antiimperialismo, son ejemplos de ello. En ellos se definde un supuesto barroquismo y el meztizaje se fetichiza a través de un realismo mágico, convertido en un recurso ideológico. El intelectualya no puede adoptar el papel de creador de una sóla identidad nacional o un sentido común,  debe ejercer un papel crítico pero fruto del reconocimiento de que la cultura popular alberga una gran cantidad de diferencias que necesitan estudiarse, aunque no correpondan a lo ideal. (ib. 116)

“Las relaciones y conflictos entre industrias culturalesy cultura popular no se pueden reducir a resistencia o externas, hay que repensar las relaciones entre cultura y política, conectar las políticas culturales con las transformaciones de la cultura política, con las implicaciones comunicacionales, dar cuenta de las interrelaciones donde se constituyen los actores sociales y de este modo pensar la comunicación masiva no como un asunto de mercados y consumo, sino como un espacio decisivo en la definición de lo público y en la construcción de la democracia, como interpretación de los estudios culturales.” Martín Barbero, 1993, en 2008:117

Por último, sólo cabe reconocer el trabajo y esfuerzo de Yúdice en su obra. En tanto forma de la obra hay una articulación en forma de papiro que va interconectando los temas que se desarrollaran más adelante, desde la presentación que se hace del libro, el autor sintetiza el objetivo de cada uno de sus capítulos, además de que en cada uno de ellos empieza por exponer el pensamiento de distintos teóricos actuales y luego realiza la crítica de estos.

 En tanto a contenido, la obra constituye una vía alterna a los estudios sobre cultura que se realizan, pues no sólo da cuenta de como se concibe la cultura actualmente, sino que a pesar de condenarla ‘al recurso’ ofrece una forma de acción en ella, desde la política, pero la política resignificada y apropiada debido a la construcción del sujeto por el sujeto mismo.

Hablar de cultura hoy en día, es un tema complejo, en ella se encuentran varias contradicciones, pareciera que es la esfera hueca que todo lo abarca y todo resuelve, sin embargo no todo en ella hace ganar y por tanto no se apoya, los apoyos, promoción, lo que es visto, se queda en lo redituable, lo que se sale del margen de lo conveniente pero comienza a ganar adhesión, se normaliza y por tanto se controla. A pesar de lo desalantador que podría tornar está visión de la cultura para los que son-en-la-cultutura, Yúdice abre la parte política performativa de la esfera cultural, souci de soi (cuidado de sí mismo) dentro de la gran esfera que para él no se puede dejar, pero que cabría cuestionar, ¿hay otras formas de ver la cultura, formas que nazcan de la visión de la cultura por la cultura misma?

Trabajos citados

Espinosa, F. George Yúdice: Industrias Culturales y Política Cultural en América Latina. (3 de Enero de 2013)  Obtenido de Sociología Now: http://www.sociologianow.cl/george-yudice-industrias-culturales-y-politica-cultural-en-america-latina

Gedisa. ¿Quiénes somos? Obtenido de Gedisa: http://www.gedisa.com/frames.asp?pagina=pres.htm

Yúdice, G. El recurso de la cultura. Uso de la cultura en la era global. México: Gedisa. (2008)